
Soy tailandesa, budista y he practicado la meditación desde los 13 años, aprendizaje que adquirí junto a un monje tailandés.
A los 21 años tuve una práctica intensiva en el templo más famoso de Tailandia. Aprendí meditación caminando y por respiración, conocido como método Vipassana. Hasta hoy continúo practicando meditación y es parte de mi vida diaria. Ayuda mucho a calmar mi mente, estar atenta a todas las situaciones y pensar positivo en la vida. La meditación también me ayuda a concentrarme en todo lo que hago y siempre obtener un buen resultado. Por ejemplo, en mi Licenciatura, obtuve el primer lugar como alumna; en mi Master (Medio ambiente) obtuve excelente en mi tesis. Y recibí el Premio a la Mejor Oficial en 2007 en mi trabajo en Tailandia como oficial de gobierno. Así que puedo decir que la meditación es el mejor regalo que se puede dar en esta vida.
Mientras cursaba el tercer año de mi carrera (Salud Pública), tuve una excelente oportunidad de tener un entrenamiento en medicina tradicional tailandesa que incluía Masaje tailandés, Yoga y hierbas tailandesas. En ese momento hice una pasantía como profesor asistente del centro de salud de la provincia norte de Tailandia. Después de ese entrenamiento y hasta mi graduación, estuve enseñando auto masaje a los campesinos con el fin de ayudarles a aliviar el dolor y tensión.
Aparte de esta experiencia, mi abuelo era el mejor terapeuta en mi ciudad natal al sur de Tailandia. Ayudó a mucha gente a aliviar enfermedades, e incluso una persona pudo volver a caminar después de muchos años paralítico y vivir postrado en cama. Eso me impresionó muchísimo y, cada vez que visitaba a mi abuelo, aprovechaba la oportunidad de aprender de él las técnicas del Masaje Thai. Él no estudió el masaje, lo recibió como un don y con solo tocar a un paciente sabía dónde tenía que presionar y qué estaba bloqueado. Antes de fallecer traspasó sus conocimientos a su generación.
En Tailandia tomé clases de Masaje corporal Thai y Masaje para los pies en el Instituto coordinado bajo la Administración Metropolitana de Bangkok. Este entrenamiento me dio mayor experiencia, muchas horas de práctica y especialidad en el masaje tailandés.
En Chile desde el 2009, junto a mi marido (Aldo Pfeiffer), hemos estado compartiendo los conocimientos milenarios en diferentes actividades: clases y sesiones de meditación, Terapias de vidas pasadas, terapias de masaje tradicional tailandés, clases de yoga Thai, Roadshow junto a la embajada de Tailandia, entre otros. También capacitamos a muchos alumnos que a la fecha suman más de 450 personas a nivel nacional, e incluso todo nuestro equipo de trabajo nació de nuestros cursos.
Cuando llegué a Chile me impresionó ver el nivel de estrés de la población, la mortalidad por cáncer y, sobre todo, la gran cantidad de farmacias y todas siempre llenas. En Tailandia es difícil encontrar farmacias y la población recurre al masaje, medicina natural y meditación usando su cuerpo y mente para sanarse.
Es por esto que creamos el centro Arokaya, para ayudar a la población a calmar su mente, tomar conciencia de su vida y sanar sus enfermedades tanto físicas como espirituales. Por eso el nombre AROKAYA, que significa sin enfermedad.