
Tenía sólo 4 años de edad cuando me hospitalizaron y los exámenes de sangre arrojaban “intoxicado con plomo”. En ese entonces vivía en Coyhaique y los médicos me habían desahuciado. Mi familia es muy cristiana y decidieron hacer cadenas de oración por mí. ¡Toda la energía de muchas personas concentrada en mí! De un día para otro, los médicos llegaron sorprendidos, con cara de asombro, mencionando que algo pasó, nadie entendía nada: yo estaba sano y ya no había indicios en mi cuerpo de intoxicación. Llámese milagro, obra de Dios o simplemente la energía concentrada y canalizada que puede mover montañas. Me gusta creer en un ser superior que escuchó las oraciones y me dio otra oportunidad y una misión en este mundo.
De pequeño vivía tomando pastillas para combatir la alergia y nada ayudaba. La llegada de la primavera y verano eran una batalla para mí y los corticoides solo causaban más daño que alivio. Recuerdo el año 2005, cuando cursaba mi beca en Japón y conocí a Chalika, y se sorprendió al ver la cantidad de pastillas y medicamentos que tomaba.
Después de casarnos, Chalika comenzó a enseñarme diversas cosas de su cultura, como alimentación saludable, la técnica del masaje tradicional tailandés, o el respeto a todo ser viviente, incluyendo insectos. Aprendí acerca del karma, vidas pasadas e incluso fui su paciente, lo cual me ayudó a sanar un dolor constante que tenía en mi espalda desde pequeño. Me enseñó a tomar conciencia de mi cuerpo y me enseñó a meditar, tomar conciencia del presente, a trabajar mi energía y conectarme con mi cuerpo. La práctica constante me ha mostrado la forma de conectarme con mi entorno y, actualmente, mezclando meditación con autohipnosis, controlo mi sistema inmune y ya no tengo alergia. Llevo más de 5 años disfrutando las primaveras y veranos sin ningún medicamento, puedo sentarme en el pasto o disfrutar de un parque cuando los niveles de polen están a máximo nivel. Tengo además 3 gatos en casa que duermen a mi lado o encima mío.
Desde el 2010, junto a Chalika, he estado enseñando meditación (mindfulness), en sesiones grupales, retiros e incluso sesiones individuales y personalizadas.
Además, desde el 2011, he estado realizando terapias de masaje tradicional tailandés, atendiendo diariamente a diferentes pacientes y ayudándolos a resolver sus problemas físicos y emocionales. Ha sido una hermosa experiencia ayudar, aliviar, canalizar y liberar emociones profundas y ver cómo sus cuerpos, sus estados de ánimo e incluso su energía cambian después de cada terapia. Es emotivo recibir comentarios de alivio inmediato tras años probando diferentes terapias o medicina, que una sola sesión fue suficiente para aliviarles esa carga.
De profesión soy Ingeniero Electrónico especializado en telecomunicaciones, disfruto mi profesión, pero disfruto más el ayudar a otros. Logré un balance de vida donde Arokaya me llena espiritualmente y disfruto haciendo lo que más me gusta: entregar cariño, abrazos, ayudar a otros y sentirme pleno de ver como sus rostros cambian, ver como regresan renovados a sus hogares y agradecidos por la terapia y energía entregada.
Mi anhelo es seguir ayudando a todo quien llegue a nuestro centro y, en base a mi experiencia y conocimientos adquiridos, guiarlos espiritual y físicamente para mejorar sus vidas.